domingo, 11 de septiembre de 2016

GSP: el BBVA sigue financiando el cambio climático y la destrucción medioambiental


Desde la plataforma contra el BBVA y Ekologistak Martxan llevamos años denunciando los proyectos y empresas nefastas para el medio ambiente y la sociedad en general que el BBVA ha ido financiando y financia, como ahora es el caso del Gaseoducto Sur Peruano (GSP) que financiará con 1.248 millones de euros. También venimos denunciando su alto nivel de hipocresía, pues pese a ello, pretende proyecta una imagen de compromiso con el medio ambiente y la sociedad (mediante premios a la Conservación de la Biodiversidad o los 'Fronteras del conocimiento' contra el cambio climático) o que se rige por códigos éticos como su RSC (Responsabilidad Social Corporativa) que no es más que una cubierta para poder seguir operando así y amasar beneficios.


Como también hemos denunciado en numerosas ocasiones, de estos créditos millonarios, créditos sindicados, entre varios bancos, provienen muchos de sus grandes beneficios. En este caso el BBVA lidera este crédito en concreto. El BBVA y las instituciones peruanas lo presentan como "el proyecto energético más ambicioso emprendido en la historia del Perú". Su presupuesto es de 6.522 millones de euros. El GSP tendrá 1. 134 km y partirá de Camisea, la mayor zona de explotación gasista de Perú, pasando por Cuzco desde donde cruzará los Andes hasta llegar a Arequipa en la costa suroeste. Más del 50% de su recorrido transcurrirá por encima de los 3 mil m alcanzando una altura máxima de 4.890 m con los riesgos que esto supone. En el proyecto participa la también española Enagás así como la brasileña Odebrecht y el consorcio del mismo nombre (Gaseoducto Peruano del Sur) configurado por distintas empresas.
Los mayores impactos corresponden a su construcción, pues éste parte de la selva amazónica donde hay que deforestar grandes extensiones para que opere la maquinaria y para crear una superficie en condiciones para su trazado, y atraviesa todos los Andes con las dificultades y riesgos posteriores que esto supone. Cualquier proyecto así en la Amazonía es un crimen, por su valor ecológico y por su papel como pulmón de la Tierra en la absorción de CO2 y para combatir así el cambio climático. A ello se unen los posibles accidentes e impactos asociados, que en este caso supondría escapes de gas con la consecuente posibilidad de incendio o explosión. En este proyecto tales accidentes son una realidad demostrada y recurrente. Pero sin duda, uno de los grandes impactos corresponde al uso final de ese gas al ser consumido, en su combustión y que, pese a presentarse como inocuo, contribuye al cambio climático y a la contaminación atmosférica.

El BBVA financiador de Camisea y la industria gasista

El BBVA ya financió el proyecto Camisea en sus dos fases (la segunda con con 400 millones de dólares), así como sus dos gaseoductos (2). La propia Oficina de la Defensoría del Pueblo de Perú en 2006 denunció que “en la implantación de Camisea I no se han respetado los derechos (a un medio ambiente saludable, salud, participación en vida pública, acceso a información, alimentación y estilo vida) de las comunidades indígenas”.
BBVA financió también en agosto de 2006 a Tecpetrol del Perú con un préstamo de 35 millones de dólares, garantizado con la concesión para extraer y vender gas de Camisea. Tecpetrol es una empresa argentina perteneciente al grupo Techint y forma parte del consorcio responsable de las actividades de producción de gas de Camisea.
BBVA también ha financiado otros oleoductos y proyectos similares como el OCP (Oleoducto de Crudo Pesado) en Ecuador, el Bicentenario en Colombia y el Gasyrg de Bolivia, y recientemente el Gaseoducto los Ramones Sur que pasa por ocho estados de México. También empresas de petróleo y gas como Total, Repsol YPF, Petrobras (Brasil), Ecopetrol (Ecuador), Pemex (México), Iberdrola, Gas Natural, Endesa, Enel y otros.
Afecciones sociales y ambientales del GSP
Como muchos otros proyectos de gran impacto, sus responsables (y sus financiadores son los primeros y principales) se jactan de contribuir a la economía local. En su página encontraremos las bondades de la explotación de Camisea, como las ayudas a la construcción de una capilla. Y obviamente, nada de las afecciones ambientales y sociales.
En enero de este año (2016) el gaseoducto Camisea sufrió una rotura con la consecuente fuga en el kilómetro 56. En 2015 sufrió otras el 30 de abril (km 183) y el 29 de noviembre. La primera afectó a 9 comunidades de Ayacucho causando a más de mil personas vómitos, dolores de cabeza y manchas en la piel. El segundo también provocó un incendio.
En enero de 2013 Machiguengas Kirigueti denunciaron un derrame que causó la mortandad de peces y consecuentemente afectó a las personas, pues el pescado es parte clave de su alimentación.

En mayo del 2012 la comunidad machiguenga de Camaná denunció que cinco menores de edad murieron y tres adultos enermaron gravemente a causa de la contaminación provocada por un derrame de gas.
Que sepamos, en 2006 se reportaron 6 accidentes y en el 2005 por lo menos cuatro. Una explosión del gaseoducto de Camisea en 2006 en el poblado de Kuepasiato, provocó un incendio de cinco hectáreas de cultivos y bosque y quemaduras a tres personas. La pérdida de 750 unidades del líquido contaminó la zona y un río cercano, intoxicando a otras personas. Debido a los reiterados accidentes el Instituto Nacional de Desarrollo de los Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos (INDEPA) solicitó en 2006 la paralización de Camisea.
El primer gaseoducto de Camisea repitió accidente tras accidente. Desde su inicio se habla de "graves irregularidades en la construcción del gaseoducto". En el 2003 la consultora ambiental URS realizó una auditoría ambiental que identificaba varios problemas del gaseoducto de carácter social y ambiental. Parte de la afección correspondía al hecho de que la planta de fraccionamiento de gas se sitúa en la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional de Paracas. Es la única Reserva Nacional y santuario marino del Perú. La planta gasista ha afectado a la fauna (invertebrados, peces, mamíferos marinos y especialmente aves migratorias, e internacionalmente protegidas).
Aquel año comunidades machiguengas, yine yames, caquinte, entre otras y de pueblos aún en aislamiento del Urubamba confirmaban denuncias sobre impactos del Proyecto Camisea. Entre ellas incluían la disminución de recursos alimentarios (caza, pesca y productos vegetales), la falta de consulta previa a pueblos afectados, el incumplimiento de las obligaciones del consorcio como el pago de indemnizaciones.
Como en muchos otros lugares donde se explotan recursos energéticos y se produce riqueza, en Camisea, los pueblos nativos han sido afectados considerablemente, orzados a abandonar sus formas de vida, sus territorios han sido reducidos y afectados por la explotación y subsecuente contaminación. Pese a vivir en zonas donde se produce la riqueza del país y la riqueza de muchas transnacionales, como ahora en el caso de BBVA; ellos no vse benefician ni económicamente ni energéticamente, sino que suren toods sus impactos.
Este año (2016) un artículo se hacía eco de la situación de las mujeres machiguengas que calificaba de "crítica". Mientras "la explotación de gas ha generado más de US$ 7.700 millones en regalías para el país", decía el informe "las mujeres indígenas que habitan en las zonas adyacentes, son cada día más pobres". Además del gas, estas comunidades se ven afectadas por la explotación de petróleo. El informe cita que en algunos casos han contraído el VIH, han perdido el liderazgo en sus casas, son agredidas físicamente y dependen del sueldo de sus esposos y económicamente pues ha surgido una inseguridad alimentaria.
El pueblo machiguenga viene sufriendo los efectos de continuos escapes que han ocasionado heridos y daños al medio ambiente. El 2007, en agosto y septiembre ocurrieron explosiones que provocaron contaminación al medio ambiente y envenenamiento de las fuentes de agua y del suelo agrícola, así como la muerte de varias cabezas de ganado. Porque pese a que la empresa sostiene que el gas va a la atmósfera y no afecta, éste contamina el agua y los acuíferos. 

El GSP y cambio climático 
El gas natural se ha presentado como un combustible que no contribuye al cambio climático pero ello es falso. Si bien el gas es el combustible fósil que menos CO2 emite a la atmósfera al ser quemado (menos de la mitad de CO2 que el petróleo y el carbón) el gas contiene elementos de mayor efecto en el calentamiento atmosférico como SO2, CO2, NOx o el metano (CH4), 100 veces más potente como gas de efecto invernadero que el CO2. El gas natural es la fuente de energía fósil que mayor crecimiento ha experimentado durante las dos últimas décadas, en el caso español, priorizándose a las renovables. Las emisiones de CO2 provenientes de la combustión del gas natural, representaron el 19% de las emisiones globales en 1990, aumentaron a un 20% en 2004 y se se prevé que ascenderán al 21% en 2030, que lo convierte en gran responsable de contaminación y calentamiento global.

BIBLIOGRAFIA: