El Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) ha puesto en marcha un programa educativo destinado al alumnado de primaria y del primer ciclo de la ESO, con el objetivo general de “trabajar por un futuro mejor para las personas”. Se denomina “Valores de futuro” y pretende dotar a los chicos y chicas de recursos y herramientas para manejar y manejarse de la mejor manera con el dinero y su uso. Incluso han contado con la colaboración de Jose Antonio Marina, prestigioso catedrático en Filosofía que declara en el prólogo “El dinero es un instrumento que puede tener un uso noble o un uso canalla”. Precisamente, el uso canalla que le da el BBVA a través de la financiación activa de la industria armamentística y megaproyectos letales para el medioambiente, como aquellos que se realizan gracias a su dinero en diferentes lugares del planeta, como por ejemplo el pantano de Ilisu en Kurdistan, o las presas hidroeléctricas en la Patagonia chilena.
El programa educativo “Valores de Futuro” está dividido en siete bloques temáticos que suman 56 unidades didácticas a través de las cuales se va desgranando la postura del BBVA respecto al uso del dinero en la vida de chicas y chicos de entre 6 y 14 años. El objetivo explícito es convertir a niñas y niños en futuros hipotecados, inversores, totalmente subyugados a la dinámica bancaria. El discurso es completamente acrítico y parcial, legitimando el capitalismo de corte neoliberal y con el objetivo claro de que el alumnado asuma el estatus quo actual, en el cual la banca aparece como un agente financiero y social indiscutible.
“Valores de Futuro” es una réplica a otros muchos programas corporativos en los que las transnacionales intentan crear clientes ofreciendo programas, obsequios, infraestructura a escuelas a cambio de sumarse a sus iniciativas y de tener presente su nombre. Una injerencia total en nuestra educación y un deterioro total, antesala del gran control corporativo de la educación superior.
¿Valores de futuro o futuro valioso para el banco?
Entre los mensajes más obscenamente infiltrados en las pretendidas y pretenciosas “unidades didácticas” podemos visualizar los objetivos reales y claros, como cuando se habla del uso del dinero y otras veces de una manera más sibilina cuando habla de la obtención de la felicidad, el trueque, o los micro créditos. Se trata de dinámicas destinadas en todo momento a representar la futura vida adulta de chicos y chicas dentro de una sociedad de consumo, donde el dinero juega un importante papel, un papel que se antepone a las personas y a sus vidas.
Las dinámicas se van hilando de una manera precisa con el objetivo de relacionar conceptos en base a una asociación de ideas perversa y totalmente condicionada a las pretensiones del banco y sus futuros clientes. Encontramos varios ejemplos claros, a simple vista, de sus intenciones. La dinámica 12 nos habla de las necesidades vitales para ser feliz. Recurren a la pirámide de Maslow para hablarnos de amistad, afecto, seguridad, soñar, amor,... pero precisamente la siguiente dinámica se titula “vamos de compras”. No puede ser más burda esta asociación de ideas y más en chicos y chicas expuestos a un sinfín de spots publicitarios que les impulsan a la acumulación de bienes y a una competencia en las aulas donde siguen la premisa de “tanto tienes tanto vales”. Este tipo de dinámicas lo único que hacen es legitimar, autorizar y sostener unos hábitos de vida totalmente injustos y generadores de infelicidad.
A través de las dinámicas nos explican las funciones del banco (objetivo último y principal) y los servicios que prestan. Desde abrir una cuenta bancaria (con visita guiada a una sucursal incluida), tener una hipoteca para comprar una casa (no se atreven a explicitar los años que deberán estar atados y subyugados a los intereses del banco sus futuros nuevos clientes) e incluso otros servicios que ofrecen los bancos, cómo invertir, la capacidad de asumir los riesgos, adquirir seguros privados de toda índole (quizá dando a entender lo que les espera a los chicos y chicas, futuros clientes de su banco, en estos tiempos de destrucción del Estado de bienestar) así como todo tipo de propuestas prácticas y legitimadoras del orden establecido. Dentro de la sociedad capitalista pretendida por los bancos en general y el BBVA en particular, se convierten en el eje y sostén de sus vidas. Y ese es el propósito solapado de esta propuesta de “educación financiera”.
En otros capítulos nos hablan del mundo como un gran supermercado donde todo se puede comprar y vender (gracias a la globalización neoliberal) sin referirse en ningún momento a las desigualdades norte-sur, a las políticas imperialistas del norte que impiden un desarrollo económico y social de los países más desfavorecidos, e incluso aportando ideas sobre el dinero tan macabra y legitimadora del estatus quo como ésta: “crearíamos un mundo terrorífico, porque hemos llegado a tal nivel de dependencia respecto al dinero que no podemos hacer ningún intercambio sin él” (dinámica nº 23 “¿Os imagináis un mundo sin dinero?”).
En ocasiones pretenden dar una pincelada de barniz con ideas como el banco del tiempo, el trueque, la abolición del trabajo infantil, la solidaridad y cooperación, que se convierten en una burda caricatura de estas loables propuestas, no solo porque salen de un banco carente de los más mínimos valores humanos, sino por el tratamiento que ofrecen. En la dinámica 48, denominada “Hacer un mundo mejor”, nos lo cuentan así: “El valor del dinero en nuestras vidas nos lleva a reflexionar sobre la desigualdad en la distribución de recursos y riquezas y sobre las maneras de mejorar situaciones que nos pueden afectar directamente en nuestras vidas diarias o afectan a poblaciones en países más necesitados”. Estaría bien que esta dinámica fuese ejemplarizada sobre lo que no se puede hacer, por ejemplo, en la construcción de la presa en Illisu (Kurdistán) donde bajo financiación del BBVA a través de su participación en Garantibank, quieren desplazar a 78.000 personas en la ciudad de Hasankyef, con 12.000 años de historia; o en la política de desahucios que todos los días tiene como principal protagonista las maneras usureras y deshumanizadas de los ejecutivos del banco.
Además de servir de manual económico, en “Valores de futuro” también se atreven a dotar su discurso de una carga moral clara donde dan pautas de cómo deben comportarse en sociedad, qué tipo de familia deben llegar a tener, cómo deben preparar su jubilación y hasta cómo deben gestionar su agenda, preparando, dan a entender, una nueva hornada de ejecutivos agresivos, estresados y dispuestos a todo, contra todas y todos.
El futuro que nos espera
La sociedad de consumo es una fábrica generadora de sujetos infelices que solo pueden colmarse momentáneamente, tras la compra de sus objetos de deseo. A través de la sucesión de las dinámicas que presenta “Valores de futuro” las chicas y chicos ven que sus ilusorias pretensiones se convierten en verdades inmutables y desarrollables. Flaco favor hace el BBVA con estas unidades didácticas al impulso de una sociedad más justa, más humana y más solidaria. Todo lo contrario, nos presenta una jungla donde todo vale y donde el dinero se convierte en el centro y leit motiv de nuestras vidas. El BBVA se convierte así en el máximo representante y seguidor de Hobbes y su Homo homini lupus est descrito en el Leviatán, donde el egoísmo y la lucha entre humanos, es decir, todo lo que propugna el capitalismo, se convierte en eje y destino de nuestras vidas.
Es por ello que nos encontramos frente a un material altamente tóxico, mucho más que sus productos financieros, destinado a asegurar su propio futuro a través del adoctrinamiento de una clientela potencial encarnada en niños y niñas escolarizadas. No podemos permitir que el gran capital campe a sus anchas en el currículo educativo e implemente sus propuestas como si fueran un agente educativo más.
Esperemos que la buena fe y la postura crítica de agentes educativos impidan su desarrollo en los centros escolares (tenemos constatadas algunas intervenciones en varios de ellos) y hacemos un llamamiento a escuelas, sindicatos de estudiantes y de profesorado, AMYPAS y en general, a toda la comunidad educativa, para que haga frente a este intento de dogmatización y denuncie públicamente las intenciones del BBVA con este programa educativo. No a los valores de futuro que propone el BBVA.