Extracción petrolera en Camisea (Amazonía peruana) | financiada por BBVA |
El año pasado el BBVA inició este nuevo premio en el que se incluye uno a científicos que investigan el cambio climático dotado con 3,2 millones de euros así como el premio de Ecología y Biología. El año pasado fue otorgado al físico y matemático Klaus Hasselmann mientras que el de Ecología y Biología de la Conservación al ecólogo Peter B. Reich también estaba relacionado con el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Este año a Nicholas Stern "por cuantificar los impactos y costes derivados de la alteración del clima del planeta". El 8 de febrero el BBVA otorgará otro cínico premio en la categoría de Ecología y Biología de la Conservación.
Mientras el BBVA ha sido uno de los principales financiadores y accionista de empresas petroleras (Repsol YPF, Petrobras (Brasil), Ecopetrol (Ecuador), Pemex (México)), de empresas energéticas (Iberdrola, Gas Natural, Endesa, Enel), de empresas de agrocombustibles basados en agricultura intensiva (Bunge, Petrobrás), de campos de extracción como el de Camisea en Perú (éste y su oleoducto lo volvió a financiar por 2ª vez en 2009), oleoductos en la Amazonia (OCP (Ecuador), Camisea (Perú)) o gaseoductos (Gasyrg (Bolivia) y Transierra), de refinerías como la proyectada en Balboa (Extremadura). También compañías aeronáuticas como Embraer (Brasil), autopistas como la Madrid Sur o la SuperSur (Bizkaia) que lo único que hacen es estimular el hormigón, tráfico y sus correspondientes emisiones. También ha financiado a fabricantes de coches como Volkswagen o CIE Automotive.
Como proyectos de gran impacto ambiental y también de efecto climático por su gran uso de petróleo y energía como la minería a cielo abierto (Chile (Los Pelambres y Collahuasi) y Perú (Yanacocha y Antamina) o compañías mineras y cementeras como CODELCO (Chile), Grupo Voratim y Companhia Vale do Rio Doce (Brasil), GCC (Mexico) o la planta de Drake Cement (USA) que precisan de grandes cantidades de combustible para extraer agregados y para las temperaturas para la cocción de cemento, o grandes papeleras como Ence o CELCO (Celulosa Arauco y Constitución) (Chile) responsables de pérdida de biodiversidad por su apuesta por extensos monocultivos. O como ahora nos ocupa, tras la adquisición del banco turco Garanti de proyectos de super-embalses como el de Ilisu en el Kurdistán turco al que además del desastre ecológico y social que supondrá le podemos añadir todo el efecto climático asociado al cemento, transporte y putrefacción ambiental por sumergimiento o los de los los ríos Baker y Pascua en la Patagonia chilena, actualmente paralizado.
Otro de los aspectos criticados al BBVA es la financiación de la industria de armamentos que si bien ésta conlleva unas emisiones, su utilización todavía más. Estas son compañías de explosivos como Maxam, empresas de Ingeniería, Electrónica, Informátic que participan en la fabricación de aviones de combate (Eurofighter EF2000), aviones de transporte (A400M), carros blindados (Leopard) responsables también de emisiones, o productos de guerra electrónica (Hispasat, Rymsa, Indra…).
El BBVA se vale pues de un problema al que la sociedad es muy sensible internacionalmente para vender una imagen de responsable mientras esconde todas sus miserias.