Hoy,
12 de junio, miembros de la Plataforma contra el BBVA hemos denunciado la financiación por el BBVA del oleoducto
DAPL que atravesará la reserva lakota de Standing Rock poniendo su agua
en peligro. En la concentración ha estado también Rafael Gonzales
Tufawon, indígena dakota que participó en la resistencia a este
oleoducto en Standing Rock y que está realizando una gira en Europa como
representante de esta campaña.
Incluimos la denuncia que hemos hecho al BBVA hoy y que seguiremos
haciendo con este y otros proyectos que afectan al medio ambiente y las
personas, e inciden en el cambio climático.COMUNICADO:
Más hipocresía e irresponsabilidad del BBVA contra las denunicas por su financiamiento del Oleoducto DAPL
No acostumbra el BBVA a darse por aludido en nuestras continuas y varias denuncias contra su quehacer. Pero no ha sido así en la denuncia referente a su financiación del DAPL, el Oleoducto de Acceso Dakota a su paso por la reserva indígena de Standing Rock.
Quizás no podía obviar la situación ante la gran movilización desatada que ponía en entredicho su presunta responsabilidad ética con la financiación de proyectos, desde su manida RSC hasta los Principios de Ecuador (que ella misma ha presidido últimamente). La campaña impulsada por más de 500 organizaciones internacionales y la entrega de más de 700.000 firmas para que cese su financiación de DAPL ha obligado al BBVA ha hacer pública una nota justificando su finaciación del DAPL.
Además
de los mencionados, el BBVA alardea de subscribir también los
Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, los Principios de
Negocio y Derechos Humanos de la ONU y pertenecer al Thun Group de
Derechos Humanos. Según su comunicado, además de pertenecer a estos
grupos y seguir esas directrices,
el BBVA presuntamente siempre tiene en cuenta los criterios
ambientales y hace sus propias evaluaciones medioambientales. Así dice, aunque no precisa cuales son ni donde se encuentran.
"La
transacción del financiamiento del proyecto de Oleoducto de Acceso
Dakota fue evaluada bajo estas directrices. BBVA es uno de los 17
bancos cuyos préstamos financiaron el proyecto y hemos cumplido con
nuestras obligaciones de financiamiento bajo los acuerdos que rigen
nuestro compromiso de préstamo de 120 millones de dólares", dixit.
Pues,
bien, no las ha debido hacer muy bien, porque si bien el BBVA ha
financiado otros oleoductos (Camisea, Sur de Perú, etc) parece
ignorar los enormes impactos asociados a este tipo de
infraestructuras. Sólo en estados Unidos este año ya se
contabilizan 15 accidentes de oleoductos, 29 el año pasado y 41 el
anterior. Ni que decir tiene que derrames de oleoductos o gaseoductos
contaminan los acuíferos de la que dependen ecosistemas, cultivos o
incluso el abastecimiento humano, igual que ocurre con la tierra.
También pueden causar incendios con su consecuente impacto ambiental
y social.
BBVA
tiene ejemplos cercanos como el oleoducto Kinder Morgan que también
transporta petróleo de bituminosas desde Canadá y que está
asociado con accidentes continuos. El último en febrero de este año
cuando explotó una sección en Texas. El año pasado sus terminales
registraron 9 derrames en Nueva Jersey y Texas, con daños valorados
en 1,5 millones de dólares. El 6 de enero fue condenado a una multa
de 745.000 dólares por distintas violaciones incluido un derrame de
más de 30.000 litros de combustible al río Delaware. El 14 de
febrero provocó un escape de gas por valor de 16.598 dólares. Un
día más tarde sufría una explosión y un incendio en Texas.
El
año pasado el Departamento de Salud informó de 745 derrames sólo
en Dakota Norte. Para mayo del 2017 la media es de 2 derrames por
día, cada día! En uno de ellos, en 2016, fueron más de 60.000 los
litros derramados. Se calcula que unos 70 millones de litros de
petroleo y subproductos han sido derramados, filtrados o mezclados en
el aire, el suelo y las aguas de Dakota del Norte desde 2006 hasta el
2014.
El
DAPL transcurre bajo el lago Oahe, el único acceso a agua para el
pueblo Sioux (lakota) de Standing Rock. Pero también se nutren de
estas aguas 7 millones de personas. Por lo que los riesgos son
patentes. Sin comenzar a operar el DAPL ya confirmó las sospechas
con un derrame de 317 litros, a 177 km del lago Oahe.
Por
ello el BBVA puede decir todo lo que quiera, que es inconcebible que
este proyecto pueda ser aceptable ambientalmente y mucho menos humana
y socialmente, no ya realizando a estudios sino a simple vista.
Debemos recordar también que el DAPL fue paralizado por el
ex-presidente Obama debido a sus impactos ambientales y reiniciado
con Trump.
A
los datos ofrecidos de población cuyo abastecimiento hídrico
depende estos acuíferos, debemos añadir que el elemento principal
de la discordia con los indígenas, es que el DAPL atraviesa la
reserva de Standing Rock. Este territorio es protegido, es una
reserva, para garantizar la supervivencia de este pueblo, y entre
otras medidas se contempla el respeto de su territorio y medio
ambiente, algo que viola este proyecto. Nuevamente, ni BBVA ni nadie
puede plantear nada a este aspecto. Máxime conociéndose el sentir
de la comunidad, manifiesto de mil formas distintas y cuando no se ha
realizado consulta alguna para conocer su posicionamiento.
Además
de estas afecciones locales y directas tenemos que este oleoducto
tiene como único fin el abastecer de más petróleo a la economía
usamericana, que hace poco ha abandonado los acuerdos del cambio
climático. Con la característica que es un petroleo muy pesado, de
muy pobre calidad, muy alto en azufre y por tanto de gran efecto
invernadero. Sorprende que el BBVA no haga mención a este aspecto.
Bueno, no tanto, porque obviamente es un aspecto negativo que es
preferible obviar.
El
BBVA concede premios cada año a la investigación del Cambio
Climático, pretendiendo así resarcirse de su responsabilidad
directa por la financiación de numerosas actividades que contribuyen
a éste: desde la industria automotriz y aeronáutica, la energética
y eléctrica, la extracción, refino y comercialización de
combustibles fósiles, y todas las infraestucturas asociadas como
carretera, aeropuertos, embalses, refinerías u oleoductos como éste.
BBVA declaró el año pasado un "compromiso para luchar contra
el cambio climático con una serie de iniciativas de cara a la Cumbre
del Clima de París (COP21) que incluían la suscripción a varias
"declaraciones que ratifican su intención de seguir trabajando
a favor del cuidado medioambiental". Como en el caso que nos
atañe, del DAPL, nos tememos que el compromiso del BBVA es meramente
ése: subscribir declaraciones con las que limpiarse las manos sin
hacer nada al respecto.
En
este caso el petróleo que transportará el DAPL produce tres veces
más gases de efecto invernadero que el normal, por lo que las
consecuencias son claras. A cada barril de petróleo (136
kilogramos)
de bituminosas le corresponden unos 79 kilogramos de gases de efecto
invernadero. Además hay que añadirle el efecto en el cambio
climático asociado a la deforestación, ya que como todas sabemos,
necesitamos de bosques para absorber el CO2.
Además
de lo que supone a nivel global, a nivel local también nos debe
preocupar, pues Muskiz, Euskal Herria, sería uno de leos destinos de
ese petróleo de consecuencias tan graves para el medio ambiente, el
clima y la salud.
Por
eso una vez más exigimos al BBVA que deje de financiar este y otros
proyectos de gran impacto para el medio ambiente, el clima y las
personas y deje de escudarse en palabrería.